FEPROAH: Vivir del bosque y conservar el futuro

Una yunta de bueyes arrastra el tronco de un gran árbol de pino por las laderas de una montaña en el departamento de Intibucá, Honduras. En seguida dos personas lo hacen rodar hasta un camión en que será transportado un par de kilómetros hasta la Cooperativa Agroforestal El Palizal.
Ese árbol al igual que muchos otros nace en el vivero de la cooperativa, que ve en el bosque su hogar, y al mismo tiempo una oportunidad para aprovechar de manera sostenible sus recursos y así preservarlo.
A un costado del aserradero, los troncos esperan acostados uno junto al otro su turno para ser aserrados. Un grupo de jóvenes de la comunidad son los encargados de procesar la madera, mientras otros recogen el aserrín en sacos hay personas que transportan madera hacia la bodega para almacenarla. En el extremo opuesto de donde están los troncos varias personas cargan tablas para llevarlas donde las comercializan. A lo lejos en una pequeña loma está el vivero con árboles jóvenes esperando su turno de ir también a la montaña.
La cooperativa funciona como un engranaje perfecto y se asegura de que ese ciclo de aprovechamiento se respete. El presidente de la cooperativa, Mercedes Bautista, explica que trabajan con un plan operativo para obtener la materia prima de los bosques de Yamaranguila, el municipio de donde se encuentran.
Su forma para aprovechar el recurso de forma sostenible es mediante el método 3×1, por cada árbol talado la cooperativa debe plantar tres para asegurar la preservación del bosque.
“También nosotros damos apoyo a las comunidades cuando a veces vienen a solicitar una cantidad de plantitas. Sembramos gavilea, pino, tatascán, son los árboles que nosotros plantamos en el vivero”, asegura Bautista.
Un bosque para trabajar
La cooperativa formada en el año 2001 emplea a 30 socios y beneficia de manera indirecta a alrededor de 150 personas en la comunidad. A su vez, forma parte de la Federación de Productores Agroforestales de Honduras (FEPROAH), cuyo fin es promover el fortalecimiento organizativo y el acceso a financiamiento para el manejo forestal comunitario de las personas y organizaciones afiliadas.

Es mediante FEPROAH, organización miembro de AMPB, que el Fondo Territorial Mesoamericano (FTM) ha brindado apoyo a la cooperativa en el funcionamiento del vivero y abriendo oportunidades para capacitar a las personas asociadas y también a otras organizaciones.
Con el objetivo de consolidar la participación, autogestión y sostenibilidad de los pueblos indígenas y comunidades locales de Mesoamérica el FTM ha destinado un monto de $60.000, a sus 10 organizaciones miembros.
“El fondo nos ha apoyado mucho, por ejemplo en la comunidad de Horconcitos, tenemos un grupo de 17 mujeres que han trabajado en el tema de los viveros agroforestales. También el taller de gastronomía y tuvimos la gran oportunidad de tener un taller sobre emprendimiento, que era capacitarnos sobre temas financieros”, explica la presidenta de FEPROAH Amalia Hernández.
Este tipo de financiamiento es muy importante para personas como Rosemary Valencia. Ella es administradora de la cooperativa y es una de las muchas personas jóvenes de la comunidad que trabaja en el lugar, una de las escasas fuentes de empleo en Yamaranguila. Según Rosemary, el fortalecimiento de la cooperativa es vital por varias razones: evita que las personas jóvenes migren de la comunidad en busca de trabajo y contribuye a la conservación del bosque.

“Hay socias que se dedican a lo que es manualidades de pino, entonces siento que seguirlas capacitando para que ellas puedan crecer. Igual en el área del vivero seguir capacitando a los nuevos que vienen, entonces entre más uno esté enriquecido de conocimientos es mejor”, explica Rosemary.
Una lucha contra la deforestación
Los bosques de Yamaranguila son amenazados por la tala ilegal. Mercedes explica que quienes talan árboles sin tener un plan operativo la venden mucho más barato en el mercado, lo que pone en riesgo la sostenibilidad de la cooperativa a futuro.
Pero la reducción del bosque no es un problema solamente en Yamaranguila. Lo mismo sucede a unas tres horas en carro desde aquí, en la cordillera de Montecillos, que tiene una importante cobertura de bosque de pino y bosque nuboso está siendo amenazada por el avance de la frontera agrícola.
El camino para llegar a Montecillos se interna por la montaña desde Comayagua, está acompañado por maizales, cafetales y duraznales floreados durante buena parte del trayecto. En las comunidades colindantes a la cima hay varios potreros quemados donde antes había bosque y ahora los preparan para la siembra.

Celan Gutiérrez, presidente regional para la protección del cuidado de bosques y las fuentes de agua en Cordillera Montecillos, recuerda que empezaron a tener problemas durante el mes de abril por la falta de agua. Lo que encendió las alarmas en la comunidad.
Por ese motivo, varios pueblos se han organizado para proteger el bosque y el agua que abastece a las 17 comunidades vecinas. ¿De qué forma lo hacen? recogiendo fondos para comprar tierras.
“La única idea que nosotros como comunidades hemos hallado es que las comunidades por sí mismas lo cuiden comprando a los dueños de terrenos que tal vez tenían una labranza para sembrar maíz”, explica Celán.
Al caminar montaña adentro empiezan a desaparecer los potreros y siembras de café y árboles frutales para dar paso a una montaña espesa con ríos y cascadas.

Hasta el momento han comprado 48 hectáreas, han conservado bosque primario y lo que antes fue potrero poco a poco empieza a convertirse en bosque secundario. Su lucha, afirma Ceilán, ha motivado a otras comunidades vecinas a hacer lo mismo.

Para continuar con la compra de tierras necesitan financiamiento debido a la falta de apoyo por parte del estado hondureño. Una posición compartida también por Amalia Hernández.
“Lo que se necesita es tener un financiamiento más amplio para que todo este proceso que se inicie no solamente se quede a mitad del camino, sino que también estos jóvenes tengan una forma de poder sobrevivir en estas comunidades. Porque el bosque está, la comunidad está, los problemas están, pero entonces que estas personas que ya se han iniciado a capacitarse puedan continuar”, asegura la presidenta de FEPROAH.