ASOETEBRI: saberes indígenas para cuidar el bosque

La comunidad de Amubri está a los pies de un bosque que es imposible de abarcar con la mirada: el Parque Internacional La Amistad que comparten Costa Rica y Panamá. Es una de muchas comunidades que habitan el Pueblo Indígena Bribri.
La vida brota del suelo con facilidad, por donde se mire hay patios llenos de árboles frutales y tubérculos: cacao, yuca, banano, ñampí. Los ojos más entrenados también pueden ver en esos mismos jardines alrededor de las casas, una gran cantidad de plantas medicinales. Pero no todas las personas del pueblo pueden reconocerlas o nombrarlas.
Ese vacío de información entre las nuevas generaciones motivó a la Asociación de Emprendedores del Territorio Bribri (ASOETEBRI), parte de la Red IndÍgena Bribri y Cabécar (RIBCA) a implementar una serie de talleres sobre seguridad alimentaria para preservar y transmitir el conocimiento indígena.
Estudiar el patio y la montaña
Ema Sáchez y Eufrasia López caminan por entre los patios de las casas buscando plantas para hacer un vaho. Ema es una joven de 30 años tratando de conocer mejor sus raíces y Eufrasia, la mayora que le comparte sus saberes sobre las plantas. Para la preparación que necesitan hacer buscan hojas medicinales que luego cocinarán en agua hirviendo, y así el vapor ayude a despejar o abrir las vías respiratorias para la persona enferma.
Eufrasia le dice a Ema el nombre de cada planta y le explica en lengua Bribri para qué sirve. Ema no habla Bribri pero lo entiende y está cada vez más interesada en absorber todo lo que pueda sobre su propia cultura. Por eso se anotó en el taller de seguridad alimentaria que realiza ASOETEBRI una vez al mes.
La asociación nació de la necesidad grupal de fortalecer los emprendimientos de los 62 fundadores que pertenecen a 11 comunidades del territorio Bribri. Su propósito es brindar un acompañamiento a emprendedores en la venta de sus productos y capacitaciones mediante talleres como al que asiste Ema.

En este taller un grupo de mayores se reúnen para transmitir sus conocimientos sobre medicina, recetas e ingredientes tradicionales de la cultura indígena Bribri a un grupo de jóvenes interesados en reconectar con sus raíces.
“La asociación invita a un mayor, le proponen un tema a desarrollar y esta persona hace un conversatorio de la misma forma en la que sus ancestros han transmitido sus conocimientos” explica Elieth Salazar, integrante de ASOETEBRI.
Estos encuentros han sido de gran ayuda para que las personas participantes conozcan cuáles alimentos o plantas pueden producirse en sus patios y cuáles únicamente pueden encontrar en la montaña. También, despejan dudas y mitos sobre cuáles podrían ser plantas medicinales no forman parte de la cultura Bribri.
“Siento que soy una indígena pura, porque mi papá es Bribri, mi mamá es Bribri, pero me siento como una desconocida en mi propia tierra porque no hablo el idioma. En los talleres he aprendido cosas nuevas, cosas que desconocía totalmente de mi cultura”, comenta Ema.
Invertir en los conocimientos ancestrales es cuidar el bosque
Eufrasia y Ema vuelven con una canasta llena de plantas y raíces de vuelta al rancho donde reciben los talleres para terminar de preparar el vaho.
Hasta hace muy poco tiempo empezaron a realizar los talleres en este lugar y la asociación ha ido aprendiendo poco a poco cómo llevar adelante sus proyectos. Este primer taller decidieron enfocarlo preservar su cosmovisión.

“Se le da el apoyo a los socios para que vengan a recibir el taller y se trata de cubrir los gastos necesarios porque nuestros socios son de aquí y de comunidades un poco alejadas. Entonces hay algunos que tienen que cruzar hasta dos botes, tres buses. A ellos se les trata de ayudar con los viáticos y también la alimentación”, explica Elieth.
El proyecto impulsado con el apoyo del Fondo Territorial Mesoamericano (FTM) de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques (AMPB), beneficia de forma directa a aproximadamente 48 socios, e indirectamente a más de 150 personas.
“Participamos en este concurso de la FTM y nos ha venido a fortalecer en diferentes aspectos: institucional, administrativo, motivación a los socios y ha venido a ayudar a dar un taller muy importante a nivel cultural para nosotros”, comenta Elieth.
La asociación recibió un fondo de $19.000 para fortalecer y reforzar la seguridad alimentaria a través del fomento de la producción de semillas ancestrales a lo largo de seis meses.
Tatiana Martínez, coordinadora de RIBCA, asegura que las comunidades indígenas han logrado demostrar la capacidad para poder administrar y ejecutar fondos, incluso ir mucho más allá de lo que la cooperación solicita.
“Incluso hemos hecho mucho más trabajo del que hemos establecido en los proyectos y creo que ese es uno de los grandes logros que tienen los pueblos indígenas, siempre convertir un recurso en un multiplicador de otras oportunidades y eso genera mayor impacto en los territorios”, resalta Tatiana.

Otros participantes y miembros de la asociación confían en que preservar su cultura es una forma directa de cuidar el bosque. Randy es uno de ellos.
“Dentro de la historia, Sibö (Dios) nos dejó a nosotros como protectores de la naturaleza como la primera línea de defensa de todo lo que tenemos aquí. Entonces ese es el principal objetivo que tenemos nosotros como indígenas Bribris, si uno protege la cultura ya también uno está cumpliendo un deber o una obligación se podría decir que tenemos como indígenas que es cuidar la naturaleza”, explica Randy.
Tanto Elieth como Emma esperan que en un futuro existan más clases dedicadas a la cultura y a la preservación de la lengua Bribri. Y que el taller sea solo un primer paso, convertirse en las mayoras que más adelante compartan sus conocimientos con las nuevas generaciones.
“Me motiva la ignorancia de mi cultura que en este momento con mi edad poseo. Las personas que saben de la cultura, de las tradiciones, de nuestras historias, costumbres, lenguas, son personas mayores, que no sabemos cuánto tiempo lo vamos a tener en este mundo. Y es el momento adecuado de aprovechar eso y sé que hay muchas otras personas que todavía se motivan a rescatar”, dice Elieth.